ESPECTACULOS
Presentación de ¡No obedecerás!
Presentación de ¡No obedecerás!
inspirado libremente en el personaje de Antígona
Antígona, la de ayer y la de hoy, grita su rebelión aun sabiendo que tiene unos límites. Pue si bien exige la libertad para realizar su acto, sabe muy bien que está condicionada por la necesidad.
Nuestra Antígona es un personaje contradictorio, ambiguo y ambivalente. Desgarrado entre su historia, su mito, y la conciencia de ser una mujer actual … es esto lo que hace de ella un personaje trágico por excelencia.
Antígona camina… hacia dónde camina… hacia la resolución de su tragedia? ¿O hacia la afirmación de su propia individualidad?
La dramaturgia del espectáculo tiene como base un texto de la escritora canadiense Catherine Mavrikakis: Fleurs de crachat, (Escupitajo de flores). Un texto que fue desviado voluntariamente del contexto original hacia la historia de Antígona buscando la voz y la expresión de una mujer. El texto, con un radicalismo lirico, expresa la palabra y el pensamiento de una mujer contemporánea. Es un texto nervioso, radical, siempre al borde del paroxismo, permitiendonos de oír la voz de la Antígona mítica.
La dramaturgia de No obedecerás! busca, en el mito de Antígona, expresar dos elementos que considero cardinales: En el combate de Antígona el núcleo central no es la lucha contra un sistema o régimen político, sino sobre todo consigo mismo. Es una lucha solitaria buscando la afirmación de una individualidad, la de una mujer que quiere pensar por sí misma.
El gesto de Antígona no busca provocar ni solidaridad ni consenso. Sino la afirmación, encontrar un lugar y una palabra propia en un mundo patriarcal.
El otro elemento importante es cómo releer o tratar la noción de lo trágico.
El texto de Mavrikakis y los otros textos elegidos, buscan trabajar lo trágico como un cuerpo a cuerpo, un cara a cara, es decir, como un encuentro, un abrazo, un duelo a veces en el amor a veces violento. En definitiva, es un juego con las posibilidades de existencia, pero también con la muerte y donde no hay ninguna regla que seguir.
Es por eso que el espacio escénico, por sus características, recuerda a una arena, en donde los actores y los espectadores se enfrentan a la idea de que la tragedia y el sacrificio no se reducen a desafiar la ley, sino que es el signo de una revuelta y una apertura a lo nuevo que hace una brecha en el curso de la vida y también de la fatalidad.
Gabriel Alvarez
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